Más allá de la victoria de Ogier o la segunda posición de Østberg en el pasado Rally Guanajuato México, en la crónica de la carrera destaca sobremanera el accidente de Ott Tänak y Raigo Molder (Ford Fiesta RS WRC nº 6). Tras dar un toque en los bajos del Ford a 3 km de la salida de la especial nº 3, ‘Los Mexicanos’, en una zona rápida con roderas profundas, alguna pieza de la suspensión delantera derecha cede y la dirección del Fiesta se abre claramente, haciéndolo inconducible hasta el punto que el coche se precipita al margen derecho de la pista… en el que estaba el lago ya mundialmente famoso.
Lo que pasó a continuación ha sido visto y tratado suficientemente, en especial lo espectacular e inédito de las imágenes, también se ha hablado de la suerte que tuvieron los pilotos por no caer volcados al agua ni quedar afectados por un supuesto golpe, lo que sin duda habría reportado graves consecuencias. Cuando la señal que emitía constantemente la baliza del Fiesta, así como los teléfonos móviles de los pilotos dejaron de funcionar repentinamente y el coche nº 6 había literalmente desaparecido de la escena virtual (¡y material!), empezó el auténtico rally para la organización y, sobre todo, para M-Sport.
A las 9.24h se produjo el accidente y en pocos segundos el coche desapareció bajo las aguas y los pilotos se pusieron a salvo, con sus propias fuerzas y nadando, en la orilla. La organización se puso en marcha, se paró el tramo, entró el coche de intervención, que encontró a Tänak y Molder sanos y salvos ¡y empapados! Solucionada la faceta humana, que como es obvio es la más importante en este asunto, entra el objetivo de este artículo: ¿Cómo se pudo devolver a la carrera a un coche que estuvo más de 8 horas sumergido por completo?
La reglamentación obliga a que en el plazo de 3 horas cualquier equipo debe efectuar las reparaciones en el parque de trabajo de los coches que se acogen a Rally 2, trabajos que empezaron a las 21.30 horas. 25 minutos más tarde, la fuerza de trabajo de M-Sport tenía al Fiesta completamente desnudo en su carrocería. El plan de trabajo en emergencia había sido trazado por los hombres de Malcolm Wilson en las horas de espera y a buen seguro que consiguieron llevarlo todo a la práctica, máxime cuando el coche no había sufrido daños estructurales.
Siempre a ritmo y en plazo, 8 mecánicos y los 2 pilotos trabajaron coordinadamente para limpiar y secar el coche y sustituir absolutamente todo, excepto el motor, que no está permitido hacerlo, y el cableado eléctrico, que habría ocupado mucho tiempo y que por ese motivo tuvo que ser secado largo tiempo, ya que el agua y el barro o la humedad estaban en cualquier pequeña hendidura. Este fue uno de los puntos que dio más trabajo inicial.
Se cambió casi todo: diferenciales, suspensiones, depósito de combustible, caja de cambios, puentes, dirección, asientos, cristales, cinturones de seguridad, el salpicadero, todos los componentes electrónicos, radiador, etc. El Fiesta arrancaba pocos minutos antes de cumplir el plazo, la presión de aceite estaba correcta y Tänak movió el coche, pero este se paró. Rápidamente, los mecánicos sustituyeron de nuevo las bujías y el coche volvió a arrancar, permaneciendo en marcha todo el tiempo posible hasta que Tänak y Molder tuvieron que entrarlo en el parque cerrado.
Por la noche, la humedad ambiental y la que aún tenía el propio coche en sus entrañas afectaron al sistema electrónico, por lo que cuando Ott y Raigo intentaron poner en marcha el Fiesta el sábado por la mañana para tomar la salida, el Fiesta no arrancó, por lo que se retiró nuevamente sin apenas salir a la etapa, siendo empujado hasta la asistencia. Unos bornes húmedos fueron la causa del problema matinal y, por supuesto, la humedad que se notaba iba saliendo entre el contrachapado del cuerpo de la carrocería. M-Sport optó por colocar el coche al sol todo el día, para potenciar el secado, de modo que al final de la jornada el Fiesta volvía a rugir, como nuevo, entraba en el parque cerrado y el domingo disputaba por entero y sin problemas la última jornada de carrera.
Los aplausos generales, de los otros equipos y pilotos y de los aficionados, dejaron bien claro que el esfuerzo no había sido en balde, M-Sport había sabido darle la vuelta a un incidente grave que al final, incluso, fue tomado a broma, con los dos pilotos equipados con gafas y tubo de submarinista en el podio de llegada, una bonita forma de demostrar al mundo que un equipo sigue siendo un equipo y que es en los rallyes donde se encuentran los verdaderos héroes del motor.
“Titänak”, como el propio equipo se apresuró a apodar al piloto, salió fortalecido y M-Sport demostró estar entre los mejores equipos del mundo.